viernes, 25 de noviembre de 2016

El Cerebro y los patrones


Resultado de imagen para biometria rostro
La memoria animal ha sido por mucho tiempo uno de los campos de investigación de la neurología para intentar descubrir cómo es que los animales pueden recordar eventos, situaciones, rostros, figuras, elementos y cuanto recuerdo les sea necesario para poder sobrevivir. El descubrimiento de los radioisótopos y de los marcadores que permiten observar las áreas del cerebro que trabajan de acuerdo a sonidos, imágenes, sentimientos, movimientos, etc. permitió mapear el cerebro diagramando la relación entre zona-función.
Esto no serviría de nada en el campo educativo si no descubriéramos que el cerebro trabaja de manera natural en función de recordar PATRONES. Los patrones, es decir, las similitudes, las secuencialidades en cuanto a forma, medidas, formatos, plantillas, son lo que el cerebro busca de manera natural, con el objeto de poder almacenarlo y recordarlos de manera intuitiva.
Si dibujáramos algo simétrico y algo amorfo y le pidiéramos a un estudiante que lo dibuje lo más parecido posible pero solo viéndolo por unos cuantos minutos, obtendríamos como resultado que los dibujos más parecidos al original son los simétricos debido a que siguen un patrón en cuanto a su forma.
El reconocimiento del rostro de una persona queda almacenado en el cerebro siguiendo patrones de medidas faciales, es decir, distancia entre los ojos, tamaño de la cabeza, densidad del cuero cabelludo, color de piel, y rasgos distintivos de la persona. Estos patrones de rostros, funcionan a la perfección cuando nos encontramos con alguien, ya que el cerebro realiza una búsqueda en la memoria, pero no en función de imágenes, sino más bien en función de similitudes. Pongamos un ejemplo. Si nos encontramos con una mujer, el cerebro buscará los rostros solo en la memoria que corresponda a rostros femeninos, no en la de masculinos. Si buscara en todo la “base de datos” para poder responder al nombre de la persona con la que nos hemos encontrado tardaríamos unos minutos, lo cual en personas sanas no sucede.
Es fácil comprobar en el aula que la memoria de nuestros estudiantes no ha sido estimulada de la manera adecuada al presentarles información. En la práctica, si deseamos hacer más fácil el recuerdo de lo que les enseñamos, debemos procurar que las imágenes de personajes históricos, de un virus, de un mapa, de un cuerpo en caída libre, de una reacción química, de un ejercicio a realizar, sea lo más simétrico posible. Y en el caso que sean varias imágenes, que estas sigan un patrón, es decir que sean similares.
Incluso estos descubrimientos se aplican en el campo musical, las canciones más exitosas (incluso las que parecen que no tienen sentido) siguen un patrón que en su campo se llama ritmo. Lo que de manera coloquial le decimos “esta es una canción pegajosa” es en realidad un patrón rítmico. ¿Qué lo hace pegajoso?, pues sencillo. El patrón que sigue es de lo más conocido para el cerebro. ¿Cómo cuál? El patrón más primitivo por naturaleza es el del latido del corazón o el de la respiración. Así el sonido de los tambores o de la batería se hacen “naturales” para el cerebro. 
Existen diversas maneras de aplicar esta información en el aula. Una relacionada a la disciplina (campo complicado en la actualidad) es el de dejar en la memoria de nuestros estudiantes nuestras actitudes (expresión facial, tono de voz, posturas) cuando estamos en desacuerdo con su desempeño y/o participación en el aula. Esto generalmente se logra haciendo una pausa en la sesión para entrar en un ambiente de confianza en donde se manifieste y se incida en patrones que ellos puedan asociar a malestar o disconformidad con sus actitudes frente al curso.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Neuroclima de Aula

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Neuroclima de Aula es sin duda una palabra acuñada en este blog y usada por mi no solo para describir el ambiente de un salón o aula de clase, sino más bien para, desde la perspectiva del estudiante, mostrar la percepción tanto emocional como física (ambiente) que es adecuada para interiorizar información,imágenes, audio, video, historias, música, emociones, situaciones, espacios, conflictos, etc.
Cada aula es particular, tanto así que el ambiente físico, va acompañado de unas pautas de comportamiento, es como si al cruzar la puerta de un ambiente de aula, viniera con un chip que indica cual es la manera de desenvolverse en ella.
Los docentes hemos escuchado decir muchas veces a los estudiantes: "pero en la clase de ..... se puede hacer esto o aquello", es decir, no solamente se relaciona el ambiente con el curso o asignatura, sino también con la parte conductual y con las reglas que se pueden o no romper.
Es por este motivo que los docente neurocientíficos debemos tener especial cuidado en asociar (en los estudiantes) la asignatura con los temas a impartir, con la exigencia académica, con la disciplina, con la libertad para expresar opiniones, con la confianza, con la sanción si se quebrantan las reglas, con los incentivos por el buen desempeño, con la innovación, con la sorpresa, etc.