sábado, 13 de agosto de 2016

Empatía, Neurociencia y Aprendizaje

Si recordáramos nuestras épocas de colegiales y pensáramos en aquellos profesores con los que aprendimos más y mejor, y cuyas enseñanzas (afectivas y académicas) aún están muy presentes en nuestra memoria (de largo plazo), tendríamos la clave para mejorar los aprendizajes de nuestros estudiantes.
  La razón de esta relación entre mejores aprendizajes y los docentes pasa por muchas variables, pero es sabido que si no existe esa "química" entre el profesor y el estudiante que los una de manera que la comunicación sea bidireccional, no habrá manera de que el cerebro recepcione la información y logre atravesar el filtro de la amígdala (revisar amígdala). La empatía es dejado muchas veces de lado por los docentes que nos olvidamos que el sentirse en confianza, seguro, y en buenas relaciones con el o los profesores es fundamental en el aprendizaje de los estudiantes.
  Hemos mal aprendido (los docentes) a relacionar la disciplina con el autoritarismo. Creemos que siendo inflexibles vamos a lograr estudiantes atentos y responsables; lo cual va en contraposición a la bioquímica cerebral. La tranquilidad emocional y la sensación de libertad, de poder expresar las ideas (sean estas erróneas o no) conlleva a una secreción de hormonas y neurotransmisores que le brindan una sensación placentera y al mismo tiempo permiten que los mecanismos de acción neuronal se puedan llevar acabo con efectividad. Por el contrario el estrés, el sentimiento de temor a la equivocación, la represión, la sanción injustificada, la respuesta dura y sin explicación, la evaluación como método de castigo, etc. llevan al estudiante a sentirse oprimido y en situación de defensa, lo cual es dañino para su aprendizaje y para su estado emocional.

   Es claro recalcar que no por esto debemos ser permisivos, sino por el contrario, ordenados, coherentes y justos en nuestros criterios e indicaciones. Se hace muy necesario, especialmente en estos tiempos, que el estudiante comprenda y entienda el por qué de las decisiones, de los trabajos, de las exposiciones, de las maquetas, de los proyectos, de los trabajos de laboratorio, etc. No nos quedemos en la mera información, sino preocupémonos en que realmente comprendan el por qué lo hacemos, que perseguimos con los trabajos y para que les va a servir hacerlo. De esta manera lograremos disminuir las tensiones y lograremos una mejor empatía con nuestros estudiantes, y, por ende mejores aprendizajes.


Preséntate como algo agradable y bueno por conocer ...

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